Cuando el entorno es el centro
La historia de la salud mental podría narrarse por su transcurrir por espacios diversos, tanto los escogidos (como son aquellos a los que se acude buscando una cura), como a los que se ha visto obligada a retirarse por marginación, estigma y opresión. La historia de la salud mental ha venido muy vinculada al ocultamiento y a la asignación de periferias.
Y sin embargo, nuestra creencia en la capacidad del ser humano para reponerse sobre la adversidad, nos hace estar convencidos de que, el impulso hacia la salud, ha sabido hacerse camino a lo largo de esa intransitable y lejana historia del sufrimiento psíquico hasta el punto de comprender que su logro no consistía tanto en repudiar las obligadas periferias marginales desde donde, en reclusión, tanto se anhelaban los neurálgicos (y libres) centros, como en desvelar la imposibilidad de aislar el desasosiego a un territorio concreto con su geografía pulcramente delimitada. El dolor mental vive en nosotros, allá en donde nos encontremos.
Y es por eso que El Arrebol, constituido por un equipo de profesionales hechos en el trabajo en las periferias, no ha tenido el menor problema en trasladar sus servicios al mismo centro de la ciudad; convencidos como estamos de que el sufrimiento psíquico merece los alientos de la recuperación en cualquiera de los entornos en los que se produzca.
Y si además, el centro nos facilita el acceso a los servicios comunitarios, pues mejor que mejor. Repasemos algunos de los que ofrece la zona.